Raymond Bossis Cognac

Raymond Bossis es una casa de coñac familiar que trata de sacar el máximo partido de sus viñedos, dados los riesgos climáticos que cambian la faz de una cosecha cada año. Respetar el medio ambiente es crucial para su marca, por lo que optan por una agricultura sostenible según el protocolo Optimus. Esto les permite minimizar el impacto de los pesticidas en las uvas y, por tanto, en su coñac.

También son miembros de la Federación de Viticultores Independientes, que garantiza la implicación del viticultor en todas las etapas de la producción: desde la vinificación, el trabajo en bodega y la comercialización.

El Domaine des Groies fue el lugar donde empezó todo para Raymond Bossis Cognac cuando Phillippe Bétard compró la finca en 1919. Tras la boda de su hija Marie con Auguste Bossis en 1921, fue tres años más tarde, en 1924, cuando Auguste Bossis decidió plantar viñas. Hoy sólo queda una hilera de las vides originales. Con la ayuda de su esposa Marie, cultivaba los campos con bueyes. Auguste producía poco vino de sus escasas viñas y se dedicaba sobre todo a la ganadería.

En 1957, la producción de Cognac se puso realmente en marcha cuando su hijo, Raymond Bossis se hizo cargo de la finca donde crecía el viñedo. Los primeros litros de coñac se destilaron y almacenaron en barricas de roble en 1960, donde se dejaron madurar. Avanzamos cincuenta años y las botellas del primer lote de coñac se venden en 2008.

Raymond Bossis y su esposa Michelle siguieron forjando la reputación del viñedo, manteniéndose estoicos ante las diversas crisis del coñac.

En 1993, el hijo de Raymond, Jean-Luc, se hizo cargo de la propiedad y continuó desarrollando el savoir-faire transmitido por sus padres y abuelos.

En la actualidad, la propiedad ofrece una amplia gama de productos, desde zumo de uva natural hasta coñacs de distintas categorías de edad. Entre ellos, Pineau des Charentes, vinos de Charentais y vinos espumosos elaborados según métodos tradicionales.

Su hermano Jean-Marie también ha regresado a la propiedad familiar para centrarse en la venta de botellas, las bodegas, las ferias y la exportación. Todo ello, por supuesto, bajo la atenta mirada de Raymond, quien, a sus 88 años, supervisa todas las operaciones.