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El coñac Grosperrin N°45 Fins Bois deleita sin necesidad de campanas ni silbatos. Elaborado a partir de uvas cultivadas en la apreciada tierra de Fins Bois, se trata de un coñac poco común procedente de una fantástica casa familiar. Con un 52,1% de graduación alcohólica y presentado en una elegante botella de Cognacaise, se trata de un envase irresistible que deja hablar a la impecable naturaleza de su terruño.
Grosperrin, dirigida por Guilhem Grosperrin, es una empresa familiar independiente con una historia encantadora. El padre de Guilhem, Jean Grosperrin, es el fundador y trabajó como pastor y esquilador de ovejas antes de convertirse en destilador a principios de los 80 y acabar desarrollando esta próspera casa de coñac. Comprometido con revelar el espíritu intrínseco del patrimonio de Charente, Guilhem continúa con orgullo el legado de su padre. Las bodegas utilizadas por Grosperrin gozan de niveles de humedad moderados y constantes, ideales para la elaboración de aguardientes extraordinarios, y el suelo calcáreo de Fins Bois crea el terruño perfecto para el cultivo de vides longevas que producen abundantes frutos.
En nariz, el N°45 Fins Bois es una belleza natural, con notas de frutas exóticas, lima y miel que se combinan con la piedra caliza para lograr claridad y equilibrio. El rancio se une a la familia para afirmar una terrosidad bienvenida, y las notas de setas y viejas bodegas completan la imagen de un coñac clásico que, sin embargo, ofrece una vivacidad fresca.
El N°45 Fins Bois ataca el paladar con un sabor franco y una seductora untuosidad, muy bien equilibrada a pesar de su elevado volumen de 52,1%. El rancio terroso revisita el paladar y se percibe una experiencia global de pureza. El final es largo y denso, una experiencia gustativa deliciosamente plena.
Las tonalidades ámbar y miel hacen que la botella resulte seductora y encantadora, invitando a todo aficionado al coñac a deleitarse con los frutos de este fantástico terruño.
La casa independiente de coñac Grosperrin es relativamente nueva en la región, ya que su fundador, Jean Grosperrin, la fundó en 1999. Grosperrin tiene su sede en Saintes, entre los terruños de Fins Bois y Borderies, y hoy la dirige Guilhelm, el hijo de Jean, que tomó el relevo en 2004, con sólo 23 años.
La misión de Guilhelm es descubrir a los productores de toda la región para crear coñacs verdaderamente únicos a partir de los seis crus. Esta visión fue posible gracias a las fantásticas relaciones que Jean Grosperrin entabló con los productores, y que Guilhelm ha desarrollado y ampliado desde entonces. En la actualidad, Grosperrin trabaja con más de 150 productores de coñac, de los que Guilhelm seleccionará meticulosamente barricas para elaborar exquisitas botellas finales.
Más información: Historia y actualidad de Grosperrin
Más información Grosperrin Cognac
