Maison Boinaud

En familia

Charles y Rémi Boinaud representan la 24ª generación de la familia Boinaud y no tienen intención de detenerse. En 2016, cuando se hicieron cargo de la explotación familiar de 420 hectáreas en la región de Angeac-Champagne, en el corazón de la Grande Champagne, siguieron los pasos de sus antepasados, que han trabajado en esta finca desde 1640. Sin embargo, fue su abuelo, Michel Boinaud, quien realmente les inspiró, ya que fue con su audacia, convicción y perseverancia con lo que la familia ganó más hectáreas y se estableció la destilería Boinaud.

También forman parte de la cartera familiar las marcas De Luze Cognac y J. Dupont Cognac, adquiridas por Xavier y Eric Boinaud, los padres de Charles y Rémi.

La historia de la Maison Boinaud

Aunque la familia estaba bien establecida desde hacía siglos en la región de Angeac-Champagne, fue Michel Boinaud, el 22º descendiente de Jean Bois-Naud, quien fundó la empresa familiar. Su carrera como destilador comenzó en 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Michel sólo tenía 15 años. Fue en esos tiempos difíciles cuando encendió dos alambiques para destilar los vinos del viñedo y ayudar a su familia. Siete años más tarde, heredó 5 hectáreas de viñedos y uno de los alambiques, lo que le dio la oportunidad de crear su propia empresa. Desde entonces, la Maison Boinaud ha crecido considerablemente, no sólo en términos de superficie, sino también de capacidad: con nada menos que 41 alambiques Charentais en su poder, se trata actualmente de la mayor destilería familiar de la región.

Sin embargo, independientemente de su tamaño, el alma de esta Maison son realmente las viñas que se extienden por las laderas de Grand Champagne. Desde el cultivo de sus propias uvas hasta la fabricación de sus propias barricas, pasando por la destilación de sus aguardientes sobre lías y la maduración del coñac en antiguas bodegas de Charentais, se trata de un productor que honra las tradiciones del pasado y nunca abandona la sabiduría que se ha transmitido de padres a hijos.

De la cepa a la copa, del primer crecimiento a la experiencia de la degustación, la familia Boinaud controla cada proceso y se centra en un enfoque meticuloso, al igual que hicieron sus antepasados.

Rumbo al futuro

Aunque sólo llevan unos años al frente de la empresa, Charles y Rémi están tan centrados en el futuro como en el presente. No contentos con cruzarse de brazos, se dedican a transmitir su amor por el coñac y los espirituosos a sus hijos e hijas. De este modo, no son los propietarios de esta finca, sino que la toman prestada de la siguiente generación. Su empresa familiar siempre está en marcha, siempre evoluciona, siempre mira hacia el futuro... aunque lo haga inspirándose en el pasado.